El cemento óseo fue descubierto en 1902 por el químico Otto Röhm. como “plexiglás”, un material endurecido similar al cristal, en 1936 la compañía Kulzer (1936; patente drp 737058) descubrió que se podía componer una pasta mezclando Polimetilmetacrilato (PMMA) en polvo y un monómero líquido, que endureciera cuando se añade Peróxido de Benzoilo (BPO) y siempre cuando se calentara a (100ºC) en un molde de piedra. El primer uso clínico de esta mezcla de PMMA fue introducido para cerrar defectos craneales en monos en 1938. Ha sido utilizado para múltiples propósitos desde entonces; Con la evolución de la tecnología se ha intentado estudiar sus características físico-químico-mecánicas, y optimizarlas para un mejor rendimiento quirúrgico.